Siete claves para que las fotos de tu inmueble vendan más
Cuando iniciamos el proceso de buscar un inmueble que se adapte a nuestras necesidades, comenzamos, como no, realizando una búsqueda en internet para ir seleccionando y descartando opciones. Y ¿dónde hacemos click primero? Siempre, sin duda, en los anuncios que verdaderamente nos llaman la atención por sus fotos, tanto si cumplen expectativas y están a nuestro alcance económico, como si no. Somos animales curiosos y nos gusta lo “bonito y llamativo”.
¿Cuántas veces hemos escuchado y repetido eso de “una imagen vale más que mil palabras”? Cientos y cientos… Pues bien, parece que no tenemos tan interiorizado el refranero popular como nos creemos. La fotografía (o debería decir la buena fotografía) es la gran olvidada en el sector inmobiliario y no debería ser así. Tener unas fotos profesionales hace que nuestro inmueble destaque entre el resto y que se diferencie de la competencia, posicionándose por encima de ésta.
¡Voy a contratar a un buen profesional!
Nuestra primera recomendación, sea cual sea el tipo de inmueble, es contratar a un fotógrafo. Ellos cuentan con cámaras profesionales y conocen a la perfección las técnicas de iluminación, así como los programas de retoque fotográfico. Este positivo conjunto de factores ayudará a darle un aire nuevo a la vivienda o local y a hacerlos más atractivos.
Y es en este momento cuando mucha gente de la que me está leyendo, se está echando las manos a la cabeza y diciendo “me va a costar más un reportaje fotográfico que la compra del mes”. No, esto no es así.
Por muy raro que nos parezca, la mayoría de las veces no se recurre a un profesional por el desconocimiento, ya sea de los clientes o por parte de la inmobiliaria. Simplemente, no pensamos en ello. Un reportaje fotográfico no sale tan caro como podamos creer a priori y resulta un gasto ínfimo en comparación con los beneficios que nos puede reportar, ya sea para venta, alquiler o inversión.
¡Yo solito me sobro y me basto para hacer fotos que ya quisieran otros!
Pero si estamos decididos a hacer las fotos por nosotros mismos y queremos que luzcan lo más profesionales posible, aquí van una serie de ideas y recomendaciones. Si las seguimos todas, podremos obtener unas buenas fotos que llamen la atención y cumplan con los objetivos que estamos buscando.
1. Cámara (y accesorios)
Lo primero que tenemos que hacer es olvidarnos de nuestro móvil de última generación, con tropecientos mega píxeles que hace unas fotos de escándalo. ¿Por qué? Porque este dispositivo no tiene una lente grande y en condiciones, por lo que ni la calidad ni las funciones son adecuadas para un buen reportaje inmobiliario. Lo que podemos conseguir es el efecto inverso, que tengamos un inmueble exquisitamente decorado y que las fotos lo desluzcan por completo.
Optaremos entonces por usar una cámara reflex y si no podemos hacernos con ninguna o no sabemos cómo funciona (ni siquiera en automático), elegiremos una digital compacta. También estaría bien contar con un trípode y esto, que a muchos les parece innecesario, puede hacer que nuestras fotos varíen muchísimo (y lo veremos más en profundidad en el segundo punto).
2. Jugar con la iluminación
¿Se debe usar el flash o no? La respuesta, como con casi todo en esta vida, es: ¡Depende! El flash puede dar muchísimo juego o, por el contrario, estropearnos más de una foto. Si queremos hacer fotos a algunos objetos en concreto y usamos el flash, el reflejo del disparo en los materiales puede afearnos la instantánea. Por otro lado, las fotos sin flash nos transmiten una imagen más cálida y natural de la estancia, pero hay que tener mucho cuidado y usar un trípode, como ya avanzábamos en el punto anterior. La razón es tan simple como que al no usar flash corremos el alto riesgo (casi del 200%) de que nuestras fotos salgan poco definidas y borrosas.
Lo mejor es hacer las fotos, tanto con flash como sin él, con las luces del inmueble encendidas, aunque sea de día. Es más, no es recomendable hacer las fotos de noche en interiores. En exteriores podemos ganar un plus de elegancia si jugamos con el contraste de luces y colores.
3. Falta de profesionalidad
Es necesario planear cuándo y cómo vamos a hacer nuestro reportaje fotográfico. Hay que ser consciente de que es una actividad que nos va a llevar un tiempo. No vale dedicarle diez minutos “aprovechando que pasaba por aquí”. Si lo hacemos así, lo único que conseguiremos serán fotos descuidadas e inservibles. Al momento puede que no nos demos cuenta pero cuando después nos paremos a revisarlas, lo mismo caemos en que no quitamos el portátil de encima de la mesa ni la fregona de detrás de la puerta. Los tarros de arroz y macarrones al lado de la hornilla tampoco dan buena impresión (¡pero si son de adorno, bienvenidos sean!).
4. Sensación de abigarramiento
Dejar objetos personales por medio nos da sensación de descuido, suciedad y dejadez. También de abigarramiento y no se acaba de apreciar con claridad cómo es la estancia en cuestión. Si hablamos de viviendas, la cocina y el salón son dos de las habitaciones en las que más pecamos de descuidados.
Pero si hay un lugar en el que situar un ranking de fotos desastrosas ese es, sin duda, el cuarto de baño. Hay muchísimas instantáneas (tomadas con el móvil, dicho sea de paso) en las que aparece esta habitación: su lavabo, su bañera o ducha… todo normal, hasta que reparamos en el espejo ¡y en la persona que está echando la foto! Hay que cuidar mucho estos detalles ya que son sinónimo de poca profesionalidad. Lo peor, es que hay cientos de inmobiliarias con estas fotos, y no son ni una ni dos imágenes, colgadas en la web.
5. Encuadre, perspectiva y originalidad
Un enfoque o una perspectiva distinta que puede jugar con los objetos y romper la monotonía de las fotos en el reportaje, haciendo que nos llame la atención. Las fotos panorámicas y presentar los detalles como protagonistas, aportan un valor añadido al conjunto.
Hay que hacer hincapié en las virtudes de nuestro inmueble, pero también es importante obviar los defectos o los elementos que no pueden quedar tan vistosos (las rejillas de ventilación, los cuadros del siglo XVIII, algún mueble que desentone con el resto de la decoración…). O simplemente estancias que expresan tan poco como un pasillo vacío, un patio mal cuidado o las escaleras junto con la puerta de entrada.
6. Mobiliario
Unos muebles modernos y de diseño siempre llaman más la atención, aunque un estilo clásico tampoco desmerece. Lo importante es que se hayan escogido con coherencia y que no dé la impresión de que es tu mobiliario antiguo, ese que la familia ya no quiere ni ver.
7. Cómo presentar el reportaje
Cuando nuestro reportaje esté listo, el siguiente paso es seleccionar las fotos. Es importante ser concisos y tener calidad. Esto quiere decir que no vale escoger veinte, de las cuales quince son prácticamente iguales. También es fundamental el orden que van a tener de cara a utilizarlas en el mundo digital, de cara al cliente. Elige siempre las fotos más llamativas y que la joya de la corona (tu mejor imagen) sea la primera, la más impactante. De qué nos sirve tener un estudio increíble si la primera foto que aparece es la del baño.
Por todo esto, os damos un último último consejo: párate un momento a pensar y usa el sentido común, aprovechando al máximo los recursos que tengas a tu disposición. Recuerda: la creatividad, la paciencia y el buen hacer son las claves del éxito.